Andrés Gómez Vela:
“El
periodista con formación teórica pobre es como una casa sin cimientos”
La
trayectoria de uno de los periodistas
más connotados e influyentes de la opinión pública actual en Bolivia.
Periodista y abogado de
profesión, docente universitario, defensor de los derechos humanos y actual
director ejecutivo de la Escuela Radiofónica de Bolivia (Erbol); Andrés Gómez
Vela (AGV), relató su incursión en el periodismo desde sus orígenes. Además, recordó
a los jóvenes universitarios la importancia de la formación teórica para
sobresalir en los medios.
Gómez fue profesor de
Ética en la Universidad Católica Boliviana (UCB) por seis años. En la
actualidad es docente de Redacción II —Periodismo de Opinión—en la Carrera de
Comunicación de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Es columnista del
periódico Página Siete y conductor del programa Hagamos Democracia de radio Erbol.
Una computadora, un
librero, todos los periódicos del día y un montón de documentos sobre el
escritorio son parte de la oficina del ocupado director de Erbol. Después de
unas llamadas y encargar unas notas de publicación urgente, accede a la
entrevista:
¿En
qué época de su vida nace la idea de hacer periodismo? ¿Por qué?
AGV: Estaba en el
colegio y mi profesor de Religión, Severo Zamudio, me comentó de las virtudes
de esta profesión. Además, mi profesora de Literatura, María Selva Barrios, me
fomentaba bastante la lectura y un día me dijo: “tienes talento para ser
periodista” o escritor o poeta. Tenía 15 años cuando me di cuenta que quería
hacer periodismo.
¿Cómo
ingresó a la Universidad Católica Boliviana?
AGV: Después de salir
del colegio empecé a buscar en qué universidad podía estudiar periodismo,
descubrí la UCB. Entonces, entré a jugar fútbol a la Católica y fui parte de la selección. Ingresé con una
beca deportiva y obviamente me dediqué a esta profesión después de acabar la Carrera.
¿Qué
opinión tenían sus padres de su opción de estudiar periodismo?
AGV: Mis padres siempre
me dieron la libertad de elegir. Mi Papá y mi Mamá siempre me dijeron que me
iban a respaldar. Yo elegí la Carrera.
¿Sus
compañeros en la Universidad Católica compartían su idea de hacer periodismo?
AGV: Sí, casi todos.
Somos de la generación de Rafael Archondo (exembajador de Bolivia en los
Estados Unidos), Raúl Peñaranda (actual director de Página Siete), Mirko Orgaz
(periodista de Hora 25), Tuffí Arek (actual jefe de redacción del periódico El
Deber). Esta generación entró a la Universidad Católica para hacer periodismo.
Esto es lo que muchos han
llamado la ‘Generación de oro del periodismo’, alguna vez lo comentaron. No sé
si será así. Esa gente salió, estudió para ser periodistas. Las materias o el
pensum de la Universidad Católica no guiaban a esta profesión exactamente, pero
creo que todos entraron para ser periodistas.
¿En
algún momento en la Universidad pensó en dejar la carrera?
AGV: No. Cuando
estudiaba periodismo, alguna gente de mi pueblo, porque yo soy del Norte de
Potosí (Pocoata), creía que iba a estudiar para vender periódicos. Creían que el
periodismo era vender periódicos, es decir, como canillita. Después, cuando se
enteraron que era otra cosa, se sorprendieron porque fui el primer periodista
del pueblo y eso me incentivó a continuar.
Además, fui de las
primeras generaciones que fue a la Universidad, porque la mayoría de mi pueblo
se iba al chapare a sembrar coca. Pero, algunas personas de mi época decidimos,
en vez de ir a pisar coca, ir a estudiar. Vinieron varios periodistas de Potosí
aquí a La Paz a hacer periodismo.
¿Cuáles
fueron sus referentes del periodismo en su época de estudiante universitario?
AGV: En ese tiempo
conocí mucho, a través de lecturas, a Luis Espinal. Él tenía el valor de decir
la verdad en una etapa tan complicada y tan peligrosa (época de persecución política
encabezada por el comandante de la Fuerzas Armadas y posterior presidente de
facto, García Meza Tejada). Entonces, fue una luz que me guiaba permanentemente.
Después, conocí a Ana
María Romero de Campero que fue una amiga personal a quien quise mucho y ella
también depositó confianza en mí desde el primer momento. Era una mujer muy
visionaria, sensible y justa.
Otro de mis referentes
fue Juan Carlos Marañón, su capacidad de hacer periodismo aportó mucho a mi
formación; y finalmente, otros autores de libros a quienes no conocí de forma
personal. Ya en la etapa madura conocí a Javier Darío Restrepo con quien tuve
la oportunidad de compartir testera en exposiciones internacionales, amigo
personal y un experto en ética periodística.
¿Cómo
y cuándo incursionó en los medios?
AGV: Mi primer trabajo
fue en Erbol. Un día, el director de Erbol y mi docente en la Católica, Ronald Grevé,
dijo: “creo que tú tienes pasta de periodista, ¿por qué no vienes a probarte?”.
Así que nos presentamos mi compañera Alexis Escobar y mi persona.
¿Cómo
ingresó al periódico Hoy?
AGV: Luego de Erbol me
presenté a trabajar en el periódico Hoy, éramos como 20 o 30 postulantes. Fui
con mis papeles y le dije: “yo estudié en tal lugar, aquí están mis papeles, no
soy un mal alumno…”, y José Arturo Siles me dijo “guarda tus papeles y escribe,
aquí los periodistas escriben”. Entonces, de esa cantidad de personas, me dijo
“tú te quedas”.
¿Qué
fue necesario para que usted adquiera destreza en Erbol cuando estaba
empezando?
AGV: Un periodista con
pobre formación teórica es como un profesional sin soporte, es como una casa
sin cimientos, eso es clave. Los conocimientos que tenía se fusionaron con la
práctica, pero después de eso también aprendes otros secretos. Aprendes el
sistema de cobertura de fuentes, cuándo vale la pena ir a una rueda de prensa o
no, cuándo merece ir con un grupo a una cobertura o sencillamente no ir. Por ejemplo,
si te pasaron un dato, tienes que valorarlo.
Una vez, me dijeron que
iban a llegar militares estadounidenses sin permiso congresal y yo empecé a averiguar por dónde venía el
asunto, y luego lo publiqué. En aquél entonces fue una información muy fuerte.
Si caminas con la masa (grupos grandes de periodistas) a veces te pierde.
¿Cuáles
fueron las experiencias más gratas de su primer trabajo?
AGV: Conocer compañeros,
pero sobre todo, tener el poder de la pregunta. Tienes que escuchar mucho a la gente
y hacer las preguntas en nombre de ellos y ellas. Luego, mostrar a los
invisibles para hacer un poco de justicia, así al menos sus demandas son
escuchadas.
El periodista se
convierte en un engranaje democrático porque escucha todo tipo de versiones, de
uno y de otro lado, y es como un puente en el que transitan distintos criterios.
Luego, como tienes la facultad de escribir puedes expresar tus ideas, como tienes
el talento puedes hacer eso. Lo más lindo es que te digan ‘lo que has escrito
es lo mismo que yo pienso’. Eso ayuda al fortalecimiento de la democracia.
Por: Cristhian N.
Aguilar Aramayo